La gratitud es mucho más que decir “gracias”, la gratitud está vinculada con el bienestar. Es muy fuerte y tremendamente poderosa, tanto para la propia persona a nivel emocional, como para vivir y sobrevivir en nuestro entorno a nivel relacional.
La gratitud es un sentimiento alegre, nos remite a un hecho agradable que nos llena de satisfacción. La palabra “gratitud” viene de “gracia”, y lo “grato” se define como algo que nos causa bienestar o complacencia. Quien está agradecido, está feliz. Y más feliz es quien es consciente de la gran cantidad de motivos que tiene para mostrarse agradecido diariamente.
Ennoblece el corazón. De no ser por las acciones de otros probablemente ni siquiera estaríamos vivos. Si lo estamos es gracias a esa madre que nos gestó, que sufrió los dolores del parto para darnos a luz y que preservó nuestra vida cuando no podíamos hacerlo por nosotros mismos. No importa si ella misma no estaba lista para ser madre, o si pudo hacerlo mejor. El solo acto de la maternidad ya implica una ofrenda. También cuentan todas aquellas cosas, como la naturaleza y demás que nos son dadas día a día como el respirar, los alimentos, el caminar, compartir y disfrutar de una puesta de sol, del aire fresco, de un día de lluvia, del calor de un hogar, hay tantas cosas por las cuales estar agradecidos.
Lao Tse nos dejó una frase para reflexionar:
“el agradecimiento es la memoria del corazón”.
Pensar con gratitud nos ayuda a descubrir los aspectos positivos de la vida. La gratitud nos ayuda a afrontar mejor la ansiedad y el estrés. La gratitud puede ayudar a fortalecer las relaciones personales con otras personas.
La gratitud es una expresión del amor, una actitud que practicar y con la cual dar más importancia a las emociones positivas, esas que siempre dan fuerza a nuestra salud y establecen un vínculo muy adecuado entre el cuerpo y la mente.
¿Qué te permite el Ser agradecido?
La gratitud nos mantiene en el momento presente, en el “aquí y ahora” ayudándonos a no asumir nada como eterno o dado “por nada”. También evita que nos mantengamos lamentándonos de cosas del pasado. De esta forma ocupar nuestra mente “agradeciendo” evita “rumiar” el pasado y nos permite apreciar genuinamente lo que disfrutamos en el momento actual.
¿Qué genera la gratitud?
Numerosos estudios demuestran que expresar y experimentar gratitud aumenta la satisfacción de aquel que la expresa, al igual que la vitalidad, la esperanza y el optimismo. Además, contribuye a disminuir los niveles de depresión, ansiedad, envidia y estrés relacionados con el trabajo.
¿Y si empezás a valorar un poco más el poder de la gratitud? ¿Qué te parece? ¡VALE LA PENA!